IV TRAIL ALTO ALLER (Crónica de Luis Miguel )

IV Trail Alto Aller Km33
Otro año más, y ya van cuatro, tocaba entregarse al Alto Aller: 33 Km y 6.600 metros desnivel acumulado, casi ná.
El 1 de mayo, Felechosa fue transformándose en la cuna del Trail asturiano, acogiendo a corredores venidos de todos los rincones de Asturias y de otras comunidades, con la intención de medir sus fuerzas con las montañas que dan nombre a la Serranía Fuentes de Invierno. El pueblo era un hervidero de deportistas y amantes de la montaña, con las hormonas disparadas y con las pulsaciones a tope. A partir de las 18:00 horas comenzó la entrega de dorsales, y la calle principal parecía la Calle Uría el primer día de rebajas. Gente que iba y venía, con sus bolsas de corredor, lo que hacía presagiar que la Charla Técnica iba a estar animada.
A las 20:00 horas se desarrolló la anunciada charla, donde David Lima y Rubén Nembra, expusieron las características de cada recorrido (K15 y K33), y de las dificultades con las que nos íbamos a encontrar, recomendándonos mucha precaución, pues la nieve iba a estar “un poquito” presente. Tras esto intercambiamos impresiones con los amigos, mientras nos hidratábamos un poco por los chigres del lugar, e intentábamos anular nuestros miedos.
Os recuerdo que la k33 se corre en semi-autosuficiencia, contando con un solo avituallamiento solido-líquido en el km 23, el resto supondrá beber de las fuentes y de los regueros, y de lo que uno cargue en la mochila. Por ello hubo que recoger pronto para preparar el equipaje con todo el material obligatorio y la alimentación para el viaje, cenar curioso y a descansar.
Me acosté bastante tranquilo, o eso creía, pues no me acuerdo la cantidad de veces que me desperté y las vueltas que di en la cama. El inconsciente me quería avisar de lo que la montaña nos tenía reservado.

El 2 de mayo era el día de la verdad, ya no había excusas para no tirarse al monte, daba igual lo que se viera desde la ventana que tantos sábados o domingos me dio excusas para no salir de la cama, y así evitar enfrentarme con mis inseguridades y mi pereza.
Mientras desayunaba pasó por delante de mi ventana un titán de los grandes, de esos que se les admira por la humildad que desprenden, era Miguel Ángel, un aguerrido corredor de club A.D Xente Correndera. Prestome intercambiar impresiones con él. Le quise meter un poco miedo, pero ni caso, así que nos volvimos a ver en la salida, nos animamos, pero ya no quiso esperarme, estaba mentalizado para batirse el cobre con los gallos del pelotón, los cuales no serían capaces de doblegarle.
La salida estaba programada para las 9:30 horas, pero ya a las 8:00 horas, el pueblo asustaba del bullicio de la gente; hosteleros, comerciantes, vecinos, amigos y curiosos, no querían perderse el espectáculo, pues iba a ser el día donde se labrarían gestas de las que hay que contar a los nietos.

Foto de rigor con Miguel y Andrés y de frente pal control de firmas y material. Estábamos ansiosos de empezar, así que no se demoró el pistoletazo de salida, y a partir de ahí a darlo todo.
Durante el primer kilómetro se va por la Senda Folloso, que nos obliga a ir en fila de a uno, hasta llegar a Molin Peón, desde donde se coge el PR que nos sube hasta las Foces del Pino, para después encaminarnos a la base de Pena Reonda. Es todo para arriba y sin descanso. Durante esta primera parte las impresiones que intercambio con los compañeros, es que hay que reservar fuerzas, pues el terreno está en malas condiciones y se va endurecer la carrera.

Tras rodear Pena Reonda, se toma un sendero que llanea durante 300 metros que nos conducirá a Palmian, donde se ubica el avituallamiento del K15 Speed Trail. Nosotros nos conformaremos con el agua de la fuente. Desde aquí se baja hasta el camino de Caniecha para emprender el paredón que nos encumbrara en la cresta del Picu Cabritera. Esto ya son palabras mayores y toca sufrir. Una vez en la cresta, zona muy técnica, que se complica con el mal tiempo(viento, lluvia y frío), se debe ir cresteando durante un km. aproximadamente para afrontar la parte nueva del recorrido, lo que supone bajar hasta el puerto Vegarada. Esto se debe de realizar por una vaguada de dos km., que está cargadísima de nieve. Impresionante. Una vez en Vegarada toca subir nuevamente a la Serranía de Fuentes, zona muy complicada por el desnivel, la cantidad de nieve acumulada y el viento que azota intensamente. Coronamos el Pico Jeje (Xexe), y el resto es el mismo recorrido que la edición anterior, aunque con otros colores (niebla, lluvia, viento), es decir tonos más grises. Superamos Pico Nogales y el Oso antes de salir de la Serranía. A partir de aquí es prácticamente todo bajada, lo que no quiere decir que se antoje fácil. Descendemos al Mayau Alba (fuentes), siendo una bajada peligrosísima, por el viento y la cantidad de nieve por la que hay que descender, la cual parece un queso de gruyere debido a los regueros que oculta bajo su manto. Nadie se libra de las caídas. A partir de este punto muchos corredores empiezan a abandonar, está siendo durísimo.
Una vez en el Mayau Alba se sube al collado Vildoso para descender por el Bosque el Tozu, desembocando en la Braña el Gumial. Ahora se desciende por el Bosque del Gumial, que es un paraje de ensueño, hasta salir al Carrozal, donde se toma una pista ganadera que nos conduce hasta el único avituallamiento solido-liquido de la carrera.
(km. 24+-). La carrera comienza aquí. El que no llegue en condiciones a este punto, lo va a pasar muy mal durante los 10 km restantes. La mayoría de los abandonos se realizarían en este punto, aquí ya se llega fundido, en el día de hoy, la climatología y la montaña no han dado tregua. (Unos 100 abandonos sería el tributo a pagar).
Me alimento, y continuo sin pensármelo, hoy tenía muy claro mi objetivo, finalizar. De ahí que no enredara con experimentos raros. Ritmo constante, hidratación, alimentación y OPTIMISMO.

Desde aquí toca superar un km. Vertical en una distancia de 4 kms., una monstruosidad. Esto se hace por la canal de la Melera, Collao de los Gallos, los Pandos, Cintas del Garavisu y cumbre del Pandos. La subida se hace eterna y agónica, que solo la melodía de la gaita de Ricardo Soberado, desde los Pandos, es capaz de aliviar y amortiguar el sufrimiento. Una vez en el Picu Pandos toca descender por un tobogán (la Verde), 700m de desnivel negativo, que se desciende a plomo, La canal está impracticable, muy mojada y con mucho barro, lo que la hacen peligrosísima. Tras varias caídas, decido destrepar agarrándome a los escobares y piornales, hasta alcanzar nuevamente las Foces del Pino. Desde aquí solo queda retomar por la pista que nos llevará a meta, Felechosa. Solo, por decir algo, porque los últimos kilómetros se hacen eternos, aflorando el agotamiento, los dolores y los calambres. Tras ocho horas de batalla, alcanzo mi objetivo, siendo recibido con los mejores honores; calor y cariño de amigos, familia, vecinos y compañeros de lucha.
Concluyo, resaltando la dureza de la carrera,(recorrido muy técnico y en alta montaña), reflejando mi reconocimiento y admiración por la tenacidad de los voluntarios, y satisfecho de haber superado otro reto más, siendo consciente que no tengo escusas, ye lo que he podido dar y este es mi sitio, así que a disfrutar.


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