10 kms de Laviana (Cronica por Félix

6 Diciembre 2016

Carrera en la que participó Félix alcanzando la meta en el  puesto 6º de su categoría.
10k Laviana. 6/12/16
Crónica por Félix
 Estoy recogiendo mi dorsal para una nueva carrera de asfalto, allí está el incansable Héctor Moro, supervisando cada detalle de la carrera. Ha reunido a más de 160 corredores  para completar 10k repartidos en 3 vueltas por un circuito urbano en Pola de Laviana. Trazado prácticamente llano que invita a hacer tambalear la marca propia.
 El día amanece fresco, pero el sol se va desperezando y pronto empezará a calentar, saludando a un buen grupo de corredores y sus familias dispuestos a disfrutar de una mañana festiva.
 Verónica y los guajes me acompañan en esta ocasión dado el espléndido día y la no muy tempranera hora de inicio de la carrera. Tomamos algo en uno de los pocos bares abiertos en ese momento en Laviana. Salgo a calentar. Ya veo varios corredores poderosos que van a vender caras las primeras posiciones.
 11h. Se da la salida en la plaza del ayuntamiento, junto a un gran parque para niños. Un bonito lugar para organizar eventos.
Nada más salir giramos a derechas y salimos a la carretera, la primera de las dos largas rectas del circuito. Parece llana, pero sólo es una percepción por el ímpetu de la salida.   Pica ligeramente hacia arriba, lo notaré en las 2 próximas vueltas. Un trio de élite pone ya bastantes metros de por medio, imposibles de alcanzar. Cuatro corredores les siguen en fila de a uno, van bastante fuertes. Ahora me sitúo yo junto a un grupo de 6 o 7 hombres. Miro a mi alrededor, veo sólo a una cara conocida, no recuerdo de que carrera, en esa ocasión me dejó atrás tras compartir varios km. Pienso que podría servirme de buena referencia. Mi impaciencia y mis buenas sensaciones desechan esta opción, ya que varios corredores del grupo se están estirando. Yo quiero ir con ellos.
 Salimos de la carretera tras poco más de 1km, tomamos una salida a la derecha para entrar en la zona del paseo junto al Nalón. Bonito tramo. Una recta aún más larga que la anterior, ahora en ligerísimo descenso.
Todavía voy al abrigo del grupo. Variopinto en equipos, edades y fisionomías. Nos movemos en torno a 3 30’/km. Son rápidos y se les ve muy enteros.

 Pienso que pueden ser una buena compañía para optar al podium de mi categoría (posteriormente supe que aún me separaría un tiempo considerable para alcanzarlo) así que me obligo a seguir junto a ellos. Soy consciente que este ritmo es algo por encima de mis posibilidades en el 10k, pero el trazado no es demasiado duro, quizás lo pueda aguantar y bajar de 36’. El podium, ese gran escalón, que llega a una altura inalcanzable.
 Se termina el paseo fluvial, se hace largo para mi gusto. Giramos a la derecha para completar el óvalo del circuito, subiendo hacia la carretera. El público nos vuelve a ver, no veo a los míos, estarán bajando en toboganes y disfrutando de los columpios. 
Oigo el grito inconfundible de Pili, excompañera de Avilés, miembro del equipo fotográfico de MV. Siempre apoyando e ilustrando las carreras. ¡Gracias! 
 Justo en ese momento parece que se me van mis “compañeros” de carrera. Aprieto y vuelvo a colocarme junto a ellos. Hacemos la carretera, que ahora sí que va hacia arriba, parece que alguien le ha metido una pequeña, pero molesta, cuña desde que pasamos por aquí en la primera vuelta. Se hace más duro. El ritmo se resiente.
Km 5. Sé que ahora viene el respiro de la bajada al paseo. Aguanto como puedo con el grupo. Mi ritmo vuelve al 3’ 30”, pero mis piernas no están igual. El grupo ya es una fila. Algunos se emancipan. Yo no puedo.
Completada la segunda vuelta. Cruzo la plaza. El ácido láctico hace su aparición. Salgo a la carretera y veo que ocupo ya el último lugar de la fila. Se van irremediablemente. Tengo que aguantarles a una cierta distancia. Sé que este paso es duro. Hay que aguantar hasta llegar al río. Todo es un engaño al motor, a mi cabeza. Mis piernas ya corren por inercia. He tenido que ir a mas de 3’ 50 en este último paso. Cuento los segundos que me separan de ellos: 10, 11, 12, 13, 14, 15.
De nuevo en el paseo resoplo en la pequeña bajada de entrada. Tengo ese 7º puesto que marca el primero de mis predecesores al alcance de la vista, algo no muy alentador cuando se discurre por largas rectas, pero ya se sabe, que hay que entretener al cerebro, hay que ilusionarle. Quiero creer que tengo un cambio, y lo reservo, con toda ingenuidad, para los últimos 400 metros.

Ecuador de la recta del paseo fluvial, los transeuntes octogenarios con los que me cruzo me miran con mezcla de perplejidad y pena. Yo sólo me centro en esos corredores que llevo en el horizonte. Uno ellos repite la mirada atrás en repetidas ocasiones, puede que esté flaqueando.¡Que gracia! ¿y yo no?
Busco en mi “mochila” y saco las migajas de reserva energética que me quedan. Me dan escasamente para volver a un agónico 3’ 36/km. Insuficiente para dar alcance a esos hombres, que ya giran para subir hacia meta. No podré cogerles.
Sigo sus pasos manteniendo el ritmo, ya sin objetivo. No se que tiempo estoy haciendo, no he mirado el tiempo total en toda la prueba. Ahora lo veo, estoy cruzando la meta. 36’ 43”. Clavo por tanto mi anterior marca. Ha sido duro. Me quedo en 12º en la general y 6º en mi categoría. Sabor agridulce. Otra vez será. El podium de la categoría todavía ha quedado lejos en tiempos, que no en puestos.
Tras la carrera, duchas en las piscinas a unos 500 metros. Vamos dando un paseo. El sol calienta en exceso para estas fechas.
13h.Puntual entrega de premios en la terraza de un bar, donde nos avituallamos de cervezas gracias a un par de vales de la bolsa del corredor. Nos ameniza este acto el cantante Belo y Héctor Moro, el hombre orquesta de las carreras. Gran cierre para esta gran jornada. Sólo un “pero”, faltarían carreras para menores.
Un abrazo y hasta la próxima.
Fotos cortesía de MV foto, Pedro Pablo Heres y Damián Arias


Por otra parte,en unos días publicaremos la entrada con la fiesta del club recientemente celebrada.

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