Paraísos Verticales




Por Luismiguel.

El pasado 18 de octubre, con motivo de los Premios Princesa de Asturias, se desarrolló en el Palacio de Congresos de Oviedo, una charla con los premiados de la categoría al Deporte. En esta edición los galardonados han sido los alpinistas y aventureros Reinhold Messner y Krysztof Wielicki. El maestro de ceremonias fue Sebastián Álvaro (Al filo de lo Imposible).

Según dijo Sebastián Álvaro, dos leyendas vivas del alpinismo y la aventura. Pero lo que realmente estábamos viendo eran tres monstruos, y sobre todo, tres personas que representan los valores de la montaña y la naturaleza.

Messner, el primer alpinista en coronar los 14 ochomiles, atravesar los dos polos, y el primero en desafiar a la comunidad científica, y ascender el Everest sin oxígeno embotellado. Es un purista, y tajante, “el alpinismo no es un deporte, es una cultura, una forma de vida”.
La controversia está servida; “el alpinismo no es un deporte”, y recibe el premio de Deportes. Critica que el Himalaya se haya convertido en un parque de atracciones para turistas. “El alpinismo sin aventura no es alpinismo” apostilla.

El polaco Krysztof Wielicki, fue el primer hombre en escalar el Everest, Kangchenjunga y Lhotse en invierno. Messner agradeció que se reconociera su legado y el de los alpinistas polacos.
Wielicki y sus compañeros lo dejaron todo para aventurarse en la conquista de las cumbres invernales. “Es una pasión, una adicción, una forma de cruzar la línea roja”. Lo tiene claro, la montaña y el alpinismo, hay que empezar desde abajo. Cogiendo experiencia, con mucho respeto, valorando los riesgos y los límites de cada uno.
Wielicki resalto, que a pesar de haber realizado muchas ascensiones en solitario, el disfrute es poder hacerlo con amigos.

Un acto muy emotivo, aunque un poco descafeinado, debido al encorsetamiento del protocolo de los Premios Princesa de Asturias. Muy breve, sin espacio para el dialogo ni para la improvisación.

Me quedo con las reflexiones, con la parte humana de los tres grandes que pudimos escuchar, y con el grato ratín que pudimos pasar en compañía de amigos y  apasionados de la montaña.





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