10 Kms de Laviana- El entrego. Crónica por Félix

8/1/17 Laviana-El Entrego

 Suena el despertador. Son las 8 de la mañana. Los guajes aún duermen. Miro el termómetro, la temperatura fuera son -2ºC. Hoy comienza un nuevo año “correndero”. Primera prueba del año. Desayuno con el mayor sigilo posible para no despertar a las fieras. Atrás han quedado los polvorones, el turrón y el roscón, hoy toca un desayuno más comedido: leche con cacao, pan con miel y queso y una docena de galletas. Termino de engullir mi último bloque de tres galletas y se despierta la pequeña.
 Una vez solventados los pormenores mañaneros con los críos, salgo de casa. Voy solo. Me dirijo a Pola de Laviana, hoy se celebra la primera edición de Laviana- El Entrego.  Un 10k que se anuncia rápido y del que desconozco totalmente el trazado.
 Llego a la localidad de meta, al ser una prueba lineal saldrán autobuses desde aquí que nos dejarán en el punto de salida. El escaso aparcamiento del polideportivo de El Entrego ya está casi lleno. No hay nadie, supongo que ya habrá salido el primer autobús, son algo más de las 9 30h. Van llegando corredores. Me voy cambiando. Me preparo con mi habitual indumentaria más un par de manguitos y los guantes por eso de las temperaturas bajo cero. El frío no me afecta demasiado, es más, me beneficia. Aunque hoy es un día realmente gélido.
Pasan 20 minutos y regresa el autobús. Salto de mi coche a su cálido interior. Algunos corredores van fuertemente abrigados. En la salida se podrán despojar de lo que les sobre, ya que se ha dispuesto un vehículo para devolver sus pertenencias a la meta.
 Son las 10 30h y llegamos a Laviana. Salgo trotando, sí que se nota el fresco. Dentro de un bar de la plaza del ayuntamiento entregan los dorsales. Nos dan un chip bastante aparatoso para colocar en el tobillo con un velcro, parece incómodo, pero en carrera no lo notaré en absoluto.
 Numerosas chimeneas humeantes calentamos por la plaza refugiándonos en la zona de sol, donde percibimos cierto alivio en la temperatura. No hemos debido superar todavía los 0º. No hay excesivos corredores, pero aprecio un gran nivel entre los participantes. 
 Ya es la hora. Algo más de 150 corredores nos colocamos en la línea de salida echando aliento en nuestros manos. Un alivio después de la locura de las San Silvestres poder hacer un arranque sin sobresaltos. Hay comentarios por el temor a las placas de hielo durante el recorrido, cosa que por suerte no sucederá.


 11h. Se da el pistoletazo y nos dirigimos hacia el paseo fluvial. Primer km y dejamos el pueblo para tomar el camino fluvial asfaltado, voy colocándome en mi lugar, salgo más tranquilo que de costumbre. Ya me emparejo con algunos corredores conocidos de mi nivel. Esta vez quiero mantener un ritmo más regular. De todas formas este primero me sale a 3’ 21”. Se escapan un trio de hombres rápidos y detrás le persigue un puñado de corredores. A continuación me sitúo yo junto con unos 5 o 6 corredores para afrontar el segundo km, ya a un menor ritmo de 3’ 30”. 
 Termina la zona asfaltada para empezar el km 3, siempre con el Nalón a nuestra izquierda, por una senda de tierra, muy cómoda de correr. Me está gustando el recorrido. Se me van yendo algún corredor unos metros por delante, pocos. Los mantengo a escasos segundos.
 Seguimos por este paseo empezando ya el km 4. Voy acompañado por dos corredores, uno de ellos conocido de otras carreras, un veterano que está algo por encima de mi nivel. Debo esforzarme en seguir con él. El ritmo se mantiene. Voy cómodo.
 Km 5 Dejamos la senda y entramos en el asfalto de nuevo al paso por Blimea. Hasta ahora el recorrido es totalmente llano con levísimo descenso en algunas zonas.
 Cruzamos Sotrondio en el km 6, sigo con mis dos compañeros de viaje. Miro el reloj, voy a piñón a 3 35/km, parece que se haya “atascado2 en esa cifra. Me sorprende lo regular que voy para como suelo correr. Me está ayudando ir acompañado por estos dos corredores. Pienso que todavía no puedo intentar un cambio. Empiezo a notar algo de fatiga, pero me mantengo fuerte.
 Km 7. Salimos de Sotrondio a la carretera general, que pica algo hacia arriba. Mi habitual impaciencia hace acto de presencia, y voy pensando en ir a por mis predecesores, que se han mantenido a la misma distancia todo este tiempo. Dos corredores que a la postre supe que de superarlos me darían el podio de la categoría. Me separan unos 20 segundos de ellos.
 Intento acelerar, voy a tirones como suelo hacer, voy probando a mis acompañantes. De momento no ceden.
 Continuamos por esta larga recta que ahora apunta hacia abajo. Me ayuda. Voy ya en “modo sufrimiento” para mantenerme en el mismo ritmo. Quemo todos los dulces navideños a marchas forzadas. Mis demarrajes no hacen que suba el ritmo medio pero sí hace que deje atrás a uno de mis acompañantes. Parece que me acerco algo a la pareja que tengo en el horizonte, pero aún me sacan unos metros.
 Último km. El corredor que me sigue resopla ostensiblemente demostrándo gran fatiga. Tiro hacia adelante mi zancada y me separo unos metros de él. Delante siguen los mismos. No les pillo. Sufro. Me esfuerzo. No puedo más. Miro el crono, faltan 800 metros. Mi tiempo es bueno. La fatiga no me deja hacer muchos cálculos, sólo pienso en coger a los hombres que me sacan esos pocos metros que ya parecen imposibles de recortar. 
 Entramos en el parque donde se alza el arco de meta. Todavía quedan metros, curva a la derecha. Recta y curva a izquierdas. Imposible mi objetivo. Recta final y miro totalmente ojiplático mi crono, ¡¡Estoy en 35 minutos!! Increíble. He destrozado mi anterior marca. Este circuito era rápido, pero he rebajado en más de 1 minuto lo que hice también en Laviana hace 1 mes. He salido más calmado y he llevado un ritmo muy regular. Creo que me ha ayudado.
 El puesto final en la general ha sido el 19º y 4º Veterano A. Ha estado muy cerca ese podium. Otra vez será.
 Ha sido una buena carrera. Le auguro un gran futuro. Solo una pega en la meta, en el avituallamiento se echa en falta algo de isotónico. Un botellín de agua y una manzana se antoja escaso. Por lo demás, impecable.
 Un abrazo y hasta la próxima.


Fotos cortesía de Área Fotógrafica, MV. foto, Gilber Tomás y Emilio García Fernández.

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