TRAVESERINA 2017 (Cronica por Félix)

11 De Junio de 2017. Traveserina 2017

Participantes: David y  Félix  que nos deja su crónica.
-------------------------------------------------
 Giro a la derecha, giro a la izquierda, vuelta y vuelta, miro hacia arriba. Hace mucho calor. Demasiado calor… Estoy sobre la cama en una habitación de un hotel en Poo de Cabrales. David, mi compañero de club, respira profunda y acompasadamente. Ya debe haberse dormido.  A mi aún no me ha visitado Morfeo. Me empiezo a impacientar. El despertador sonará a las 4 30h.
 A las 5 30h tenemos que coger el autobús que nos llevará al inicio de carrera. La salida se dará en Sotres y la llegada en Cabrales. ¡Hoy correremos La Traveserina! 
 La tarde anterior mientras contemplábamos a los colosos y exhaustos finishers de La Travesera, recogíamos nuestro dorsal, nos marcaban las mochilas, nos daban pegatinas para el etiquetado del avituallamiento (hay que mantener limpio el monte) y nos retenían la licencia de montaña y 10 euros a cambio de prestarnos el chip, que consistía en una pulsera de tobillo.
Una parafernalia de consideración, ya que todo empezó en enero con la preinscripción, a lo que siguió el sorteo y, tras ser agraciado, la presentación del certificado médico de aptitud para las pruebas atléticas de larga distancia. Y luego debido a los horarios de recogida de dorsales (el día antes de la prueba) y la salida en Sotres (7 00h) la reserva de una habitación para la noche anterior.
 Y allí volvemos, a esa habitación en el momento de ponerse en marcha. Todo preparado ya el día antes: geles barritas, todo el material obligatorio, móvil, cámara, bono bus. Muy estresante intentar repasar una y otra vez todo lo necesario.
 Antes de desayunar ya me aplico la crema solar, la previsión son altas temperaturas con cielo despejado hasta las 16h asi como vaselina en zonas sensibles. Cargo de agua hasta la mitad “la chupona” y uno de los 2 botes con isotónico.
 Desayuno poco para lo que en mi es habitual, pero a estas horas no me apetece ir muy cargado.
 David también esta preparado. Nos vamos a Arenas, en coche 5’, estamos en el pueblo mas cercano.
 El autobús nos sube a Sotres por esa sinuosa carretera todavía en plena noche.
 En sotres a 1020 mtrs, se nota la bajada de temperatura. Me pongo el cortavientos. Estoy destemplado, es raro en mi, será la falta de sueño.
 Tras 40 minutos de espera empiezan a avisar del control de mochilas. Nos comprueban el marcaje y si portamos palos. Yo nunca llevo.
 David está temeroso de no poder llegar a meta en el tiempo máximo: 10hs.Esa lesión cronificada en sus gemelos le trae por el camino de la amargura.
 Yo hago unas tomas de los prolegómenos con mi cámara frontal y me la ajusto sobre mi gorra, que coloco con la visera hacia atrás.
 Cuenta atrás desde 10 y el “Demonión” en su particular ultra maratón speakear, nos da la salida y nos anima como sólo el sabe.

 Me coloco en mitad de un pelotón compuesto de 300 corredores. Es mi primer maratón montañero, y ,como siempre que corro distancias y terrenos desconocidos me coloco rezagado para ir tomando el pulso a la carrera.

 Bajamos por unas pistas fáciles unos 2km para empezar a subir al collao pandébano a 1200 mtrs.

 Ya se va formando algún tapón. No tengo prisa. Me sirve para contemporizar. No quiero pagar la novatada al final.
 La subida es cómoda y yo sigo en las mismas posiciones empezando a calentar.

 Adelanto algunos puestos tras coronar. Se empieza a descender en una bajada zigzagueante, muy estrecha y con cierta dosis de dificultad. Piedra viva resbaladiza. Hay barro. Algunos corredores no se les ve muy seguros. Es complicado adelantar puestos si vas más rápido que tu predecesor.
 No me pongo nervioso y disfruto de este tramo. Calma.
 Llegamos en el km 8 a Bulnes. 1º avituallamiento. Sólo líquido. Cargo un bote y bebo. No es que lo necesite, pero hay que ir bien hidratado. 1h 10’ en competición.

 Toca iniciar la subida más larga y con mas encanto de la carrera. Hacia el Urriellu. Un desnivel de 1300 mtrs. en 5 km. Voy con fuerzas y muy contento. Paso a paso. Charlo con los corredores que voy alcanzando. Aquí todo es más diáfano y se puede avanzar sin problemas.
 Imponentes las vistas desde abajo. ¡Qué preciosidad el sol tempranero sobre esa mole calcárea!
 La subida es cómoda, el terreno es asequible. Solo hay un pequeño paso con cuerdas, que se solventa sin problemas tras hacer un par de minutos de cola.
 Avanzamos, sigo dejando corredores atrás. Empiezo a sentir los rayos del sol a medida que subimos y estamos más expuestos. De nieve ni rastro, salvo un minúsculo nevero que se esconde furtivamente del calor veraniego.
 Una auténtica maravilla. Voy lento. Conservando fuerzas y disfrutando de las vistas.
 Como, bebo agua e isotónico y cargo en el refugio. Llevo 2h 52’ en carrera.

 La temperatura es agradable cuando iniciamos el descenso hacia Sotres. La bajada es muy rápida, se puede correr. Cuidado con alguna piedra en los primeros tramos. Me encuentro con un corredor una torcedura de tobillo, según me cuenta. Esta bien. Sigo bajando y divirtiéndome. Ahora la distancia entre corredores es mucho mayor.
 Llegamos a la pista de nuevo. Queda poco para el pueblo. Me espero seguir bajando, pero el trazado me sorprende con una subida por un  risco revestido de verde que se me atraganta un poco, quizás porque esperaba ya la llegada al avituallamiento.
Por suerte no dura mucho. Ya estoy comiendo y bebiendo en Sotres. Cargo de nuevo. Miro hacia arriba. El sol ya golpea fuerte. Son las 11h. Km 24. 4h de carrera.
Como siempre el calor me hace bajar enteros. Y sufro en esta subida de 500 metros de desnivel por el Collao Fuente Soles. Son senderos muy asequibles pero la ladera se me hace interminable. Veo a la chica (5º clasificada prov.) subir briosamente y cazar a la 4º y a la 3º en un suspiro. Esto me hunde aún más. Me alcanza un corredor y gracias a la conversación que mantenemos, que aderezamos con algún chascarrillo, me animo y termino la subida más fuerte. 
 Ha pasado rápidamente ese momento de debilidad y bajo a ritmo alegre hacia Jitu de escarandi, km 29. Último avituallamiento. Como y bebo de nuevo. He ido alimentándome entre paradas con 2 geles y 2 barritas, a razón de uno por hora. Ahora ya estoy en las 5h justas de carrera. Nunca he sentido sed ni hambre. Creo estoy haciendo las cosas bien.
 Pongo rumbo a Portudera. Estoy completamente solo por esta zona de sendero salpicada de roca bastante corrible. Voy ya algo tocado de piernas. Entro en una zona nueva para mi, pasadas 5hs de esfuerzo, no se como responderá mi cuerpo.
 Sigo avanzando, trotando y caminando en alguna pequeña cuestina.
 Veo por fin a un corredor y siento cierto alivio. El marcaje se me antoja un poco escaso. Me da algo de inseguridad.
 Sigo con él por un terreno cada vez más trabajoso. La roca va emergiendo progresivamente, sigilosa y nuestros pasos se convierten en saltos. La niebla se cierne sobre nosotros. 
 Este duro terreno me va minando las fuerzas. Mis piernas me pesan, pero voy tirando. Voy ya con el piloto automático, como le confieso a mi “compañero” de carrera. Y aún queda la puntilla. La calzada Caoru. Una antigua calzada romana que se convertirá en la tumba de mis maltrechos cuádriceps. Paro unos segundos para apurar mi último gel. 
 Cuando tan solo restan 6kms de carrera. Después de 6 30h de esfuerzo. Este tramo se convierte en una pesadilla. Adoquines irregulares que no dan tregua. No hay un resquicio de tierra donde apoyarte. No hay alivio. Casi 3 kms de sufrimiento. Un músculo de mis cuádriceps de la pierna derecha, creo que el vasto interno empieza a dar signos de alarma. Esta a punto de acalambrarse. La misma sensación que en redes, el año pasado en las Seronda trail series. Mi tope en distancia y tiempo hasta la fecha.
 Rezo para que no colapse del todo. Parece que aguanta. Vuelvo a estar solo,  me pasa un único corredor. Veo a seguidores a los que pregunto una y otra vez cuanto queda de este terreno infernal.
 El vasto interno resiste. Es fiel reflejo de mi estado. Vamos, solo 500 metros! 
 Oigo a unas chicas que agitan un cencerro. Parece que anuncian el final de la agonía. Ahora senderos fáciles, una bajada de escaleras ¿?? La paso sin problemas y llaneo por las calles de Arenas. Aún da tiempo a que me pase otro corredor que me anima a seguirle, pero no puedo  pasar de este trote facilón.
 Se me empaña el cristalino cuando enfilo el puente. ¡ Vaya, no veo a Vero y a los críos!  Cruzo los arcos de meta enfocándome el rostro con la cámara. ¡Esto es muy grande! Devuelvo los aplausos y entro en meta en 7h 15’. Se acabó… se acabó… fin… Estoy vacio.
 Estoy muy orgulloso de mi carrera. Me había planteado rondar las 7hs. Bajar de 7hs hubiera sido quizás muy osado para esta primera vez. El puesto: 72º
 La familia me da la enhorabuena. ¡Ni los había visto y estaban en la recta de meta!
 Llego como puedo a unas duchas de la bolera inundadas, en las que se hace difícil cambiarse, ya que no hay para apoyar la mochila, salvo los lavabos. Por lo menos el agua esta calentita. Esto se debería mejorar.
 A la salida ya me esperan mis hijos, que van directos a jugar al parque. Escolto a Zoe que cruza por una pasarela con cierto temor , pasito a pasito y mientras la observo y le cojo de la mano rememoro el infierno del Caoru. Pero ya pasó, y cuelga de mi cuello una medalla con el lema: “ta acabá”, y en mi mano una cerveza bien fresca. Satisfacción total.




 David finaliza en unas meritorias 8h 25’. Dado su escaso entrenamiento de las últimas semanas es toda una proeza.

 ¡Enhorabuena, compañero!
 ¡Volveremos seguro!
 ¡Hasta la próxima!
Fotos cortesía de Xurde Ramos, Pedro Pablo Heres, Corremontes y Moisés Díaz



Comentarios

Entradas populares